El proceso de la composición de la música es una de mis partes favoritas en los montajes, sobre todo cuando es creada desde cero y especialmente para una obra. Luis Alfredo fue violinista en la Orquesta Sinfónica de Guanajuato, pero no solo toca violín, he perdido la cuenta del número exacto de instrumentos que sabe tocar y que tiene en su casa. Hacia unos meses en una de nuestras reuniones nos dijo que tenía un melodion y nos enseñó una foto de el cuando era niño y estaba tocando justamente ese melodion. ¡Hay que meterlo en una obra! Le dije, y entonces sin planearlo fue el instrumento ideal para hacer el acompañamiento en una escena donde Hermenegildo regala nieve a los y las niñas. En la musicalización hay sonidos de ranas, cascabeles, castañuelas y hasta una jarana. Algo le faltaba a la obra, un final que nos convenciera a todxs, entonces Luis propuso un son jarocho, yo le dije que sí, pero que hablara de Hermenegildo. Luis me enseño la métrica que llevan los sones, y me dijo con una naturalidad y confianza que solo él tiene: ¡Escribe uno Luigi!.- Yo me sentí insegura, jamás había escrito una canción, pero lo intenté, al siguiente ensayo lleve mi propuesta, la cual debo decir que no tenia la métrica correcta, jajaja, pero con la ayuda de Luis nació ¡El son de Hermenegildo! Amo que sea el cierre de la obra.
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