De cronopio a cosmonauta (4)

 

Guanajuato, Gto a 04 de Abril del 2025

   
Querida Sonia 

Espero que te encuentres de maravilla y que la vida por Xalapa te trate bonito. He visto últimamente tu publicidad de Pescador pez y pienso que ha de ser increíble presentarla en un lugar tan cerca del mar. ¿Has escuchado esa frase que dice algo así como “no es una quien elige los libros que lee si no ellos nos eligen a nosotros, llegan a nuestras vidas para enseñarnos algo, y luego se van”? A mí me pasa mucho con los animales y con las obras de teatro, y justo, recordé esa frase cuando vi que estás presentando algo que hace alusión a la vida marina en un estado que tiene playa.                                                                               

Este viaje de la beca ha llegado a su fin y a diferencia de otros finales que me dan nostalgia, este lo he esperado con ansias, me emociona porque en realidad el fin significa también un comienzo, el de nuestra obra de teatro con títeres marotes, quienes han salido del capullo y ya han tenido su debut. La primera vez que probamos los marotes yo exclame ¡Juguetes nuevos! Y recordé esa sensación de cuando los reyes magos me traían juguetes cuando era niña. Mentiría si te dijera que todo este proceso ha sido emocionante, divertido y bueno, mentiría y caería en la romanización de un trabajo en el que también tuve muchos baches creativos, estrés, tristeza y muchas veces frustración. El teatro como la vida está lleno de matices ¡Y que bueno! Esta obra, esta beca me deja mucho más de lo que hubiera imaginado. Me deja más cosas buenas sin duda, me dejó enseñanzas y nuevas visiones, e incluso me atrevo a decir que me ha acompañado en un camino donde he aprendido a ser más valiente. Estos ocho meses han cambiado mi vida, no solo por la obra, si no por todo lo que me trajeron y obligaron a cambiar: Una casa, una beca y un gato. Estoy escribiendo algo que lleva ese título, espero compartírtelo en cuanto lo termine si tú quieres.  Recuerdo que en nuestra primera video llamada me comentaste algo de academizar nuestro arte, de lo chingón que es tener un apoyo de creación, y justo, crear sin la preocupación del dinero. Gracias por hacérmelo ver, fue un proceso grandioso el haberlo vivido desde esa conciencia. Ahora no sé que me depara el destino, de echo nunca lo he sabido, pero sigo con la misma certeza que tengo desde hace ya casi nueve años… Seguiré siendo titiritera.               

Cuando tuvimos nuestras presentaciones fue algo muy preciado para mí. En la primera comunidad que se llama Calderones nos recibió Estela, la delegada, y nos prestó una mesa que yo le había pedido previamente. Fue muy amable en todo momento, pero en cuanto empezó la misa su atención se fue completamente a rezar igual que la de toda la gente que estaba ahí. Se supone que nos íbamos a presentar en el atrio de la iglesia, pero no contábamos con que la misa era a las 10 de la mañana y nosotros llegamos justo a esa hora para empezar a montar, pues la obra empezaría a las 11 am. La capilla era pequeña así que mucha gente se quedó en el atrio e incluso en la calle para desde ahí escuchar. Nosotros no podíamos ni hablar porque había un silencio total, toda la gente se nos quedaba viendo porque no sabían qué estábamos haciendo ni quienes éramos, yo me sentí muy fuera de lugar y tomé la decisión de que no la haríamos en el atrio, si no en la calle, afuera de la iglesia, donde no me sintiera tan observada y pudiera hablar. Así lo hicimos, y yo creía que la gente saliendo de la misa se quedaría a ver el espectáculo, pero no fue así, las personas se comenzaron a ir y Luis con su jarana empezó a tocar para invitarlos, yo mientras me cambiaba también los invitaba, pero se seguían yendo, sentía como si quisiera retener un chorro de agua con las manos y se me desparramara por todos lados, entonces dejé que pasara lo que iba a pasar, les dije a Luis y a Kay que daríamos la función a quien quisiera verla. Hubo mucha gente que se quedó, tal vez unas 70 personas o más, hubo personas que salieron de sus casas y nos veía desde sus techos. ¡Que maravilla es hacer teatro en la calle! Cuando terminamos yo estaba muy contenta, aunque mi lado obsesivo iba haciendo una compilación en secreto de las cosas que no habían salido como me lo imaginaba y en las que deberíamos trabajar más. Nuestra segunda función fue al siguiente día, el lunes 24 de Marzo, y  si te soy sincera cuando hablé por primera vez con don Miguel el delegado de la Sauceda, me dio la impresión de que no tenía idea de lo que le estaba diciendo, jajaja, cuando llegamos a su comunidad tenía una actitud un tanto indiferente y me dijo que no habían dejado salir a los y las niñas de a secundaria a ver la obra, que él esperaba que fuera gente, eso a mí me sacó de onda porque él había dicho que mínimo iban a ir 300 personas, pero ya nunca me hago ilusiones porque sé que el teatro comunitario y en la calle tiene muchas variantes, igual yo les dije a Luis y a Kay que montáramos todo y que daríamos la función a las personas que llegaran, ¡Al final fueron unas 50 aproximadamente! La actitud de don Miguel cambió cuando terminamos, no se iba y nosotros ya estábamos a punto de partir, de terminar de desmontar y guardar, yo lo noté muy interesado en los títeres y en la presentación. Antes de que nos fuéramos nos dijo que le interesaba la obra para la fiesta del pueblo, ojalá podamos llevarla. En esta función las cosas salieron mejor y yo ya estaba más relajada.                                                                                                                                                 

Todxs en el equipo estábamos muy satisfechxs con el resultado de ambas funciones. Entonces emprendimos el camino de regreso a casa abordando la combi roja de Luis, quien propuso un brindis con una caguama, yo no soy tanto de beber cerveza, pero esa noche acepté, íbamos hablando sobre cómo nos sentíamos, sobre la genialidad de los títeres, la música y la ferocidad de la calle. Después sonó la canción de “Máquina del tiempo” de Rockdrigo González y en ese momento al ver a mi equipo reír me sentí plena y feliz.

Termino esta carta esperando que no sea la última que te escribo, termino agradeciéndote por todo, diciéndote que sin tu ayuda no hubiera sido tan noble este camino y que espero algún día conocerte en persona. Que siento que eres mi amiga y aliada desde antes, que fue fácil apreciarte y admirarte. Y como dice la canción del Rockdrigo ¡Ahí nos vemos luego bajo el sol!

¡Que tengas una larga y maravillosa vida cosmonauta!

 

Con mucho cariño: Luisa Victoriano

 

 

 

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